Irina Baeva recuerda su primer beso con Gabriel Soto cuando todavía estaba con Geraldine Bazán

La actriz compartió un romántico recuerdo de cuando ambos rodaban Vino el amor, la telenovela donde se conocieron y saltaron las chispas.

No están casados pero a juzgar por sus imágenes, Irina Baeva y Gabriel Soto están viviendo una auténtica luna de miel. Lo hacen desde su rincón favorito, Acapulco, donde están confinados en estos tiempos de encierro debido al coronavirus. Ambos han aparcado sus proyectos y pasan juntos esta difícil etapa para todos.

Un periodo que ellos aprovechan para descansar, ejercitarse y, sobre todo, alimentar ese amor tan grande que se tienen y que presumen a cada rato en redes sociales. La más reciente imagen de Irina en sus historias de Instagram es un cariñoso guiño al momento en que conoció y 'besó' a Gabriel por primera vez.

La actriz rusa compartió una diapositiva de una de las escenas más románticas de Vino el amor, la telenovela donde se conocieron y donde, según apuntan, pudieron enamorarse perdidamente. La imagen muestra un apasionado beso entre ambos y que Irina ha comentado con un emoji de carita llena de besos.

Irina Baeva
IG/Irina Baeva

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"Es que no hay mejor telenovela para pasar la cuarentena", escribió una fan. Su protagonista se hizo eco de esta publicación y la mostró desde su perfil. Era el comienzo de todo, Gabriel todavía estaba casado con Geraldine Bazán y nada hacía presagiar lo que llegaría después.

La pareja se enamoró en la ficción y, más tarde, en la vida real. Lo que vino, además del amor, fueron momentos no muy agradables para todos los protagonistas de esta historia más allá de los focos. Casi dos años después, todo se ha superado y la parejita ha demostrado que lo suyo no es un romance pasajero sino un amor sólido y de verdad.

Tanto ella como su chico se comen a besos y se llenan de piropos casi a diario en las redes cada vez que uno publica algo. Nos han brindado escenas mucho mejor que las de sus telenovelas, con sesión de ejercicios en directo, pasión sin cortes y momentos llenos de complicidad. Un claro ejemplo de que la realidad supera cualquier ficción.

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