Precalienta el horno a 200 °C (400 °F). Engrasa un molde desmontable de 23 centímetros de diámetro.

Mezcla en un tazón las galleas molidas con 3 cucharadas de azúcar. Rocía con la mantequilla derretida, revolviendo al mismo tiempo, hasta que la mezcla se haya humedecido uniformemente. Forra con ésta el fondo del molde engrasado, presionando para compactar.

Hornea la costra de chocolate en el horno precalentado hasta que esté firme, aproximadamente 10 minutos. Retira del horno y reduce la temperatura a 150 °C (300 °F).

Coloca el queso crema con la harina y la sal en un tazón grande. Bate con batidora eléctrica a velocidad baja hasta que se esponje. Agrega 1 3/4 tazas de azúcar, crema y 1 1/2 cucharaditas de vainilla. Bate de nuevo hasta integrar perfectamente. Agrega uno por uno los huevos, incorporando muy bien después de cada adición, hasta tener una consistencia homogénea.

Divide el batido de queso en dos tazones. En uno de ellos agrega 1 cucharadita de vainilla. En el otro, agrega el extracto de menta y el colorante rojo, y mezcla hasta tener un color rosa intenso. Agrega más colorante si es necesario.

Para armar el pastel, coloca 1 taza del relleno sabor vainilla sobre la costra de chocolate fría. Agrega encima 1 taza del relleno sabor menta. Sigue alternando capas de 1 taza de relleno de vainilla y 1 taza de relleno de menta hasta terminar con ambos.

Hornea el pastel hasta que el relleno esté casi cuajado, entre 60 y 70 minutos. El centro se moverá un poco si mueves el molde y las orillas estarán ligeramente elevadas.

Saca del horno y espolvorea los caramelos triturados sobre la superficie, presionando con mucho cuidado para que queden fijos en el pastel.

Coloca el molde con el pastel sobre una rejilla enfriadora hasta que se enfríe a temperatura ambiente. Tapa con papel aluminio y refrigera durante 8 horas o toda la noche antes de servir.