Gabriela Spanic, a su manera
Viendo el sol caer sobre las playas de Miami, Gabriela Spanic hace inventario de sus días resumidos en su polémico libro, Mi vida entre líneas. Allí está todo: sus humildes comienzos en el seno de una familia croata inmigrante, su participación en el certamen Miss Venezuela, sus telenovelas, sus amores y desamores. Mientras habla de todo eso –y según ella, de su injusta reputación de diva conflictiva– Spanic no se percata de la atención que está llamando en la calle. Finalmente, una mujer se le acerca emocionada. “¿Tú eres la de las telenovelas?”, le dice casi a gritos a Spanic. “¡Yo sabía! ¡He visto todas las novelas tuyas! ¡Sigue haciéndolas porque me encanta verte!”.
Por el momento, esa fan y otros más se quedarán con las ganas. Spanic, quien está bajo contrato con la cadena Telemundo hasta el 2006, no hará telenovelas por un tiempo (“La cadena me dijo que no había novela por el momento para mí”), pero sí estará en todas partes con su proyecto Gabriela 2005. La promoción de todos sus proyectos –que incluyen el libro, un calendario, un CD y DVD, y un vídeo de ejercicio– tiene a la actriz de 32 años montada en un avión desde que las grabaciones de su más reciente serie, Prisionera, concluyeron el año pasado.”Mi mente siempre ha estado repleta de ideas, de sueños”, asegura Spanic, quien también está a punto de lanzar una línea de maquillaje. Su productor en la novela La usurpadora, Ignacio Sada, no duda de su futuro éxito. “Es una mujer que tiene mucho que dar”, dice. “Es muy intensa en la vida, con ganas de comerse el mundo a puños”.
Intensa es una palabra que le cae como anillo al dedo a Spanic. “Cuando quiere ser de carácter fuerte, lo es. Cuando quiere reír, se ríe”, dice su hermana melliza, la también actriz Daniela Spanic. “Simplemente hace o dice lo que quiere hacer o decir y punto”. De hecho, Spanic ha dado mucho que decir desde la publicación de su libro, comenzando con su relación con su ex esposo, el actor Miguel de León, y con otro hombre con severos altibajos emocionales que algunos medios han identificado como su ex novio, el actor José Ángel Llamas. “José Ángel me ha llamado loca, que soy una celosa”, se limita a decir directamente de él, Spanic, quien escribió sobre una ex pareja que la agredió verbalmente y que trató de quitarse la vida. Ante las alegaciones de locura de Llamas, la actriz recurrió a un sicólogo quien le dio constancia escrita de su salud mental. “Todo fue muy lindo con José Ángel al principio, después cambió todo”. Por su parte, Llamas estima que Spanic “puede decir lo que se le pegue la gana porque será su palabra contra la mía”. Y agrega: “Ahora resulta que todos [sus ex] estamos mal y que ella es la única víctima y blanca paloma”.
Su relación con De León, por su parte, terminó en alguna medida por su éxito laboral, asegura Spanic. “De repente Gabriela se fue muy arriba, sintió la necesidad de compartir con su esposo el éxito y que [él] acompañara a Gabriela a sus viajes y nunca fue”, dice Spanic. “Después de grabar quería verlo en la cama, pero él estaba metido en un juego de vídeo”. El fin le costó caro, asegura.”Tuve que pagar todo el divorcio, darle un apartamento, un carro y dinero para divorciarnos en paz”. Por su parte, De León afirma: “Nunca la desatendí, más bien viví siempre al pendiente de ella. Siempre la apoyé en todo”. ¿Y en el trabajo? “Rechacé muchas ofertas por no alejarme de ella”, dice éste.
Hoy por hoy, sentimentalmente, Spanic está sola –y así lo prefiere. “Tengo muchos pretendientes, pero nada serio”, dice Spanic, a quien un día le gustaría ser madre, aunque sea a través de la adopción. “Una mujer debe estar sola unos años, salir, viajar, disfrutar de sus amigos, su familia, de sus fans, de su éxito”, dice. “Eso es lo que estoy haciendo ahora y estoy feliz”.