Después de una ausencia imperdonable de dos años, uno de los grupos roqueros más populares de México regresa a la carga con canciones de amor
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Maná
Credit: gio alma

Maná estaba a punto de concluir su gira Revolución de amor en el 2003 y para el grupo musical ese fin no pudo llegar en mejor momento. Tras recorrer estadios llenos de fervientes admiradores en 28 Países alrededor del mundo, Fher Olvera,Alex González, Sergio Vallín y Juan Calleros ya no daban más y lo sabían. “Estábamos totalmente quemados”, admite González, quien al igual que sus compañeros en la agrupación mexicana decidió que lo mejor sería tomarse un largo descanso de todo, inclusive de ellos mismos. “Fue una de las mejores decisiones que tomamos porque ahora que regresamos es con unas ganas que no sabes”.

El tan esperado regreso promete y cumple. Bajo el brazo, Maná ahora trae su más reciente producción, Amar es combatir, toda una oda al amor inspirada por las vivencias de los chicos (quienes admiten estar enamorados) en estos casi tres años. Bien acompañados en el disco en un tierno dueto con el cantautor dominicano Juan Luis Guerra, el grupo ganador de varios premios Grammy también se dispone a regresar a los escenarios a calentar motores para desde ya –créanlo o no– comenzar a celebrar su vigésimo aniversario, sí, vigésimo, en el 2007. “A lo largo de los años, Maná ha sido una banda que ha logrado lo que muchos buscan y pocos encuentran: definir su estilo y sonido”, precisa Gabriela Martínez, vicepresidenta de mercadeo en Latinoamérica de Warner Music Latina, la disquera del grupo que ha vendido más de 19 millones de CDs. “Es un sonido que a la gente siempre le gusta y ellos siguen reinventando y retransmitiendo”.

Hablar de una trayectoria de 20 años pesa, afirma el mánager del grupo, Ángelo Medina. Pero para los muchachos de Maná, ese número es un punto de partida. “Para ellos, lo de los 20 años es como un nuevo comenzar”, asegura Medina. “Vienen con ese espíritu, esa dinámica que tiene la banda. Quieren hacer todo con una frescura y con mayor intensidad”.Y agrega: “No se quieren quedar con una fórmula, buscan evolucionar”.

Evolucionar y reencontrarse con ellos mismos es precisamente lo que el cuarteto hizo en los años que estuvo fuera de la luz pública.En el 2004 y el 2005, algunos quedaron con ganas de viajar (Olvera, el confeso “alma gitana” del grupo, se paseó por Estados Unidos, Jamaica, Cuba, España y Londres), mientras otros se dedicaron a procrear (González y su esposa tuvieron a Antonella, su tercera hija con la cual queda “cerrada la fábrica”, asegura entre risas el baterista). El descanso, afirma Vallín (quien bromea que ordeñó vacas en su casa en Aguascalientes, México), “nos sirvió mucho para retroalimentarnos en todos los sentidos, desde musical a espiritualmente”.

Recargados musicalmente –la prueba está en canciones como el primer sencillo muy al estilo Maná “Labios compartidos”, la divina balada “Bendita tu luz” y el sabroso cha-cha-chá “El tiburón”– el grupo también ha regresado con una cargada agenda social. Su fundación Selva Negra está trabajando con la Universidad Nacional Autónoma de México para crear materiales educativos sobre la ecología y la necesidad de protegerla para que éstos sean distribuidos gratuitamente al maestro o gobierno que lo solicite. “Queremos dejar una huella que sea permanente, una manera distinta de relacionarnos con el medio ambiente”, dice Augusto Chacón, director general de la fundación, sobre el proyecto que se llevará a cabo en los próximos dos años y cuyos detalles se encuentran en la página Web selvanegra.org.mx. “Vamos tomando las experiencias de muchas organizaciones que quieren trabajar en esto y vamos a incorporarlas”.

Sus propias experiencias, y la aceptación de la que han gozado a lo largo de su historia no se pueden pagar con nada, asegura Olvera. “Si te puedo decir una virtud de Maná, es que somos muy agradecidos [con nuestro público]”, dice el intérprete de temas como “Mariposa traicionera” y “Se me olvidó otra vez”. “Lo de la suerte que tenemos de hacer lo que hacemos, eso lo hemos hablado mucho entre nosotros. Somos muy afortunados de estar viviendo de lo que hacemos”.

Y agrega riendo, apuntando a un futuro: “¡Qué bueno que nos ha ido bien en esto porque no sabemos hacer nada más!”